Lunes en la
mañana, las personas apresuradas, un letrero que anuncia la venta de frutas y
una reportera que hace su entrada al mercado público de esa ciudad, buscando el
sentido de esa publicidad que la lluvia quiere desbaratar con sus enormes
y rápidas gotas de agua.
A su vez, varios vehículos entre ellos
camionetas y camiones cargados de productos, pero el agua no lo deja avanzar,
los moto- conchos se mojaban y las ruedas de sus motocicletas estaban
enlodadas.
El desorden
se apoderaba de las personas que transitaban, porque pisaban los
desperdicios lanzados por los vendedores para que el agua se lo llevara. Según
iban pasando las horas, las personas se molestaban, pedían y
gritaban precio de los productos que la lluvia mojaba, algunos compraban otros
pedían rebajas y unos se alejaban del murmullo de
personas que a las 11:00 de la mañana no habían comprado nada.
Ya es
mediodía, ya la lluvia se ha parado. Las calles llenas de basura y cajas
mojadas porque las aguas no disminuían, era tanta la cantidad que si
el agua hubiese estado limpia las personas nadaban, los verduleros con su
mercancía encaramada porque las alcantarillas estaban tapadas.
Compradores
se quejaban porque tenían que acudir al lugar a pensar de
su mal estado enlodado y encharcado porque
necesitaban los productos, para la comida de sus hijos. Otros de sus colmados y
algunos hacían los mandados de personas adineradas que no se mezclaban con la
poca higiene que el mercado presentaba.
Son las 2 de
la tarde y la reportera se está cansando de estar en el lugar, porque también
se está mojando, pasando los mismos trabajos como el que está
comprando y lo único que hago hay es observando, para hacerle un llamado a las
autoridades que arreglen los alcantarillados que asfalten las calles y acomoden
a los vendedores que se le enlodan los vegetales y los productos que los
ciudadanos utilizamos, por ser más baratos y frescos, aunque
cuándo sale el sol el mercado es un solo hedor por la abundancia de
basura que se mojaron y el agua no arrastró, pero el ayuntamiento
tampoco manda a recogerla, al menos eso dice el dueño del colmado en
el que estaba parada para no seguir mojando las sandalias que
llevaba.
Me dijo que hiciera por donde la noticia llegara porque
estaba cansado que cuando lloviera todo se llenada de agua, lodo y basuras
acumuladas por culpas de algunos vendedores que lanzan los desperdicios a las
calles y cañadas.
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