Ante una desconsideración exigimos un desagravio
El grupo
Ramos, hace poco invitó a los periodistas a un almuerzo para compartir su
visión empresarial, lo mismo hizo el presidente de la República, pero con los
ejecutivos de los medios nacionales de comunicación. Sigues buscando y te
encuentras que políticos, empresarios, legisladores, autoridades de cuando en
vez invitan a la prensa a encuentros.
Yéndonos al
plano local, en diciembre pasado el honorable alcalde del municipio Santa Cruz
de Barahona invitó a la prensa a su residencia en donde no solo compartimos una
comida, sino que, hubo tragos y hasta algunos cantaron y se embriagaron.
Ege-Haina
hizo lo propio, pero a principio de marzo pasado porque quería que los
periodistas vayamos hasta su empresa para que observemos el proceso de
producción de energía, sobre todo, explicarnos que ellos no producen
contaminación al ambiente, al menos su impacto es mínimo, eso nos dijeron.
El pasado
jueves Khoury Industrial, que cada año lo hace, hizo un agasajo a la prensa
local, en donde el señor Sadala Khoury, que es su presidente, compartió una
comida con los invitados e invitadas. No fuimos complacientes para nada.
Las
preguntas no se hicieron esperar, todas cuestionadoras y él las respondió, aunque
muchos, como es natural, sobre todo, periodista que sabemos lo que tenemos
entre manos y fuimos por el almuerzo, nos surgió la duda.
Ese
encuentro sirvió para que algunos, que no me atrevo a llamarlos colegas, porque
sencillamente no lo son, pretendan ensuciar nombres bien ganados y que hemos
hecho del ejercicio periodístico una vocación para el servicio de la comunidad
más no para chantajear a cambio de dinero como reciente ocurrió con uno que lo
callaron y cesó sus ataques a través de las redes sociales. No me lo pidan
porque no diré su nombre.
No estamos
guapos ni incómodos porque nos cuestionen, los hombres públicos estamos siempre
prestos para que eso ocurra, pero debe hacerse con el debido respeto, con la
altura necesaria que sirva como insumos para el debate civilizado y que en
realidad aporte a lo que queremos “mejore”.
A los dos
personajes, que no voy a mencionar sus nombres, porque sería otra ofensa, que
nos han tildado (a los periodistas y comunicadores) de limosneros y que nos
vendemos en el mercado de pulgas, deben, están en el deber, están en la
obligación de disculparse y le exigimos un desagravio público.
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