¡Salve padre de la patria!
Por Bienvenido Matos Pérez
Un día como el 27 de febrero la patria se levanta vistiendo sus mejores
atuendos, Motivada a rendir tributo de reconocimiento a sus creadores, a sus
hijos más preclaros a los que dieron de sus vidas lo mejor para lograr la
misión añorada de patria libre o morir, anhelo que pareció a veces quimera pero
que se hizo realidad el día 27 de febrero del 1844, la independencia nacional
nació al concierto de las naciones libres gracias al disparo de Ramón Matías
Mella, golpe certero que avivó la conciencia de los dominicanos sobre la
empresa liberadora.
La Patria no nos vino del aire, no fue un regalo de la naturaleza,
no fue el sueño de cuatro o cinco visionarios que enamorados de la libertad
encendieron velas a los dioses para que esta fuera una realidad !no! La nación
que surgió del sentimiento más profundo de los hijos de esta tierra fue el
producto de la intelección, del profundo amor, que sobre esta tierra acariciaron
los patriotas que al precio de su propia existencia supieron interpretar su
papel y con jugar su amor por la libertad al precio de comprometer sus sueños y
todos sus ideales a la causa dominicanista.
¡Santo Domingo será libre de toda potencia extranjera o se hunde la isla!
Cuantas grandezas entrañan estas palabras para quedar grabadas, lapidada en el
corazón de los buenos dominicanos.
Duarte supo de patria en otros mundos, en otras latitudes viendo los hombres y
las mujeres crecer, desarrollar sus talentos y puestos estos al servicio de su
pueblo, produciendo riquezas y estas puestas al servicio del interés nacional.

Por ello el reconocimiento generalizado, la devoción y el perenne recuerdo
a quien se ha llamado con justeza !Padre de la patria! de Duarte
se ha escrito y hablado mucho, al referirse a su obra trascendental Emiliano
Tejera historiador dominicano escribió: el dominicano de gloria más pura
así como también el más grande entre los fundadores de la patria por la alteza
de su concepción, la fecundada de su labor, su desinterés y su abnegación
imponderable.
Otro que escribió de forma laudatoria sobre su vida lo fue Don Manuel
Arturo Peña Batlle al decir: Duarte es el fundador de la Republica y
el forjador de la conciencia nacional.
Por igual a Apolinar Tejera dijo: el más vilipendiado de nuestros
próceres por haberse sacrificado ejemplarmente para darles a sus conciudadanos
el don supremo de una patria libre.
Juan Pablo Duarte fue también como todos los fundadores de Patrias un hombre de esclarecida
inteligencia y de altos y luminosos pensamientos, en el se dieron como por un
raro misterio las coincidencias que se dan entre un ideal y un pueblo cuando
ese ideal y el hombre que los levanta cual bandera grávida de luces, de
colores, de sentimientos, cuando el hombre que los encarna es en si mismo la
continuación de ese ideal de patria libre y soberana.
Hablar de Juan Pablo Duarte el 27 de febrero es como volver a
entonar el himno que cantaron los que construyeron con él la república, es
volver a colocar piedra tras piedra con las manos encallecidas por el trabajo
pero guiadas por un profundo sentimiento de libertad, es homenajear el valor de
los hombres de quien Duarte fue tan solo guía.

Cuando los preparativos para la proclamación de la independencia estaban
consumado y que a tono con la precauciones que se habían tomado resultarían un
éxito total, aunque Duarte no estuvo presente, él en su persona desde el
exilio al que forzosamente fue sometido por los invasores, alimentó con su
pensamiento, con sus ideales revolucionarios la empresa a punto de germinal.
Un disparo de fusil fue la señal convenida, la puerta del conde el
histórico baluarte escogido por la historia como símbolo de la dominicanidad
fue el lugar escogido para el grito sacro santo de Dios, Patria y Libertad y
desplegar a los cuatro vientos la bandera de la cruz.
Eran aproximadamente la diez de la noche, fue el 27 de febrero del 1844
cuando el disparo de mella anuncio al mundo el nacimiento de la republica
dominicana, de alguna forma que hoy no podríamos explicarnos debió duarte
sentir en su pecho, en su corazón curtido de patriotismo el disparo de mella, y
en la lejanía debió acercar sus manos a los hombres y mujeres que llenaron los
cielos dominicanos con su arrojo, ¡de la palabra libertad!.
Como padre al regresar al suelo de sus amores, a la tierra de sus desvelos
solo quiso ser un ente de unidad, de reconciliación, fue el pueblo quien lo
llamó padre de la patria y con ello lo consagro como el autentico padre y
fundador de la nación dominicana.
Preservar su pensamiento, divulgar su ideal es y debe ser la tarea de todo
buen dominicano.
¡Loor a Duarte y con él a todos los trinitarios que cumplieron con
la misión de patria libre o morir!
El autor es abogado y poeta Articulo Enviado
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