entró a un local de McDonald’s y se sentó junto a una mesa donde unos jóvenes estaban cenando.
Desenvolvió la hamburguesa , la cortó por la mitad y puso una mitad junto a su esposa ; con mucho cuidado, contó todas las papas fritas e hizo lo mismo.
Metió dos popotes dentro del refresco y lo puso entre él y su esposa.
La anciana empezó a comer su media hamburguesa , la gente se le quedó mirando con compasión.
Un joven se les acercó y educadamente, les ofreció comprarles otra ración de comida.
La anciana respondió que no se molestara, que estaban acostumbrados a compartirlo todo.
La gente se dio cuenta de que el anciano no había probado bocado, sólo miraba como comía su esposa, y de vez en cuando, bebía un poquito de refresco.
El joven se acercó otra vez y les repitió su oferta.
Esta vez fue el anciano el que le explicó que no, que ellos estaban acostumbrados a compartir todo.
El joven entonces le preguntó al anciano
¿Y usted qué está esperando entonces?
¡¡¡LOS DIENTES!!!
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