El disgusto en la base del PRM los puede sacar del poder. - El Playero Digital

viernes, 5 de septiembre de 2025

El disgusto en la base del PRM los puede sacar del poder.

 Por Jacobo Colón.

Cuando un gobierno asume el poder, llega cargado de promesas, ideas frescas y la esperanza de transformar la realidad. En el caso del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el gobierno de Luis Abinader, que asumió en 2020, esa ilusión inicial fue palpable. 

Los dominicanos anhelaban un cambio profundo, una ruptura con las prácticas del pasado y un liderazgo que revitalizara las instituciones. Sin embargo, a medida que los años han pasado, la percepción de la ciudadanía y de los propios militantes del PRM es clara, el gobierno se ha estancado, atrapado en la monotonía de «siempre lo mismo». “ La falta de cambios significativos en el tren gubernamental, especialmente en este nuevo período iniciado el 16 de agosto, ha generado desilusión, no solo en la población, sino también dentro de las filas del propio partido.

Es un fenómeno natural que las administraciones, tras implementar sus innovaciones iniciales, caigan en la rutina de la gestión cotidiana.Los ministros, directores y funcionarios, que al principio traen nuevas ideas, terminan adaptándose a la inercia de sus instituciones. Pero cuando un gobierno, como el de Luis Abinader, lleva cinco años con los mismos rostros en los mismos cargos, la percepción pública cambia.

Lo que una vez fue visto como estabilidad ahora se interpreta como inmovilismo, aburrimiento y falta de creatividad.La población comienza a sentir que el gobierno está «viejo», y la esperanza de renovación se desvanece. Este 16 de agosto pasado, los dominicanos esperaban un relanzamiento, un movimiento audaz que rompiera con la monotonía y demostrara que el PRM seguía siendo un proyecto dinámico, capaz de reinventarse.

Ese anhelo no era solo de la ciudadanía en general, sino también de los propios dirigentes y militantes del partido, muchos de los cuales han trabajado incansablemente por años sin ser tomados en cuenta para posiciones de liderazgo. Estos cuadros, llenos de expectativas, esperaban ser parte de un cambio que revitalizara el proyecto político del PRM. Sin embargo, la decisión de mantener el statu quo ha generado un profundo desencanto.

La falta de rotación en los cargos no solo afecta la imagen del gobierno, sino que también mina la moral interna del partido. Un partido que no renueva su liderazgo, que no da espacio a nuevas voces y talentos, corre el riesgo de desmotivar a su base. Los dirigentes, que han esperado pacientemente su oportunidad, se sienten traicionados cuando las promesas de cambio no se cumplen.

Esta desilusión se traduce en brazos caídos, pérdida de entusiasmo y, lo que es más grave, en una incapacidad para movilizar a los militantes y persuadir a los votantes de que el PRM merece seguir en el poder. Un partido que abandona a su base, que ignora a sus propios miembros, pierde la fuerza moral para conquistar nuevos adeptos. ¿Qué argumentos puede ofrecer el PRM a la población si no puede siquiera mantener motivados a sus propios seguidores?

La falta de cambios no solo genera frustración, sino que también siembra las semillas de la derrota. Los militantes, desmotivados, no trabajarán con el mismo fervor en las próximas elecciones. Peor aún, algunos podrían incluso volverse en contra del partido, trabajando activamente para sacarlo del poder en 2028.

El PRM enfrenta un desafío crítico; romper con la inercia y demostrar que es capaz de renovarse. Un partido que se aferra a «el mismo grupito de siempre» está condenado a perder la conexión con la ciudadanía y con su propia base. La renovación no es solo una cuestión de imagen, sino de supervivencia política.

Si el PRM quiere mantenerse como una fuerza relevante, debe escuchar las demandas de cambio, tanto de la población como de sus propios militantes. De lo contrario, el cansancio y la desilusión que hoy se sienten podrían convertirse en el epitafio de su proyecto político en 2028. La política es movimiento, cambio, adaptación, y el PRM luce estancado y desanimado.

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