Hasta el momento no hay información oficial sobre si forman parte del balance de 60 presuntos criminales muertos que informó el gobierno de Rio, además de cuatro policías fallecidos.
Interrogada por la AFP, la asesoría de la gobernación de Rio indicó no tener por ahora información sobre los cuerpos encontrados por los vecinos.
Complejo
Los agentes colocaron los cadáveres cerca de una de las principales vías del Complejo da Penha, una de las zonas donde ocurrió la operación, considerada la más grande en la historia de Río, con 2,500 efectivos movilizados.
La AFP observó el cuerpo de un hombre con la cabeza destrozada, mientras varios vecinos denunciaron “ejecuciones”.
“Han matado personas, muchas con un tiro en la nuca o por la espalda. Eso no puede llamarse seguridad pública”, declaró el vecino y activista Raul Santiago, de 36 años.
“Se ven marcas de quemaduras y personas amarradas. Algunos fueron capturados y luego asesinados fríamente”, afirmó a la AFP el abogado Albino Pereira Neto, representante de tres familias que perdieron a un pariente.
El martes se registraron escenas de guerra en la ciudad postal de Brasil: hubo tiroteos, incendios y enfrentamientos entre las fuerzas del orden y presuntos criminales, que usaron autobuses como barricadas y drones para lanzar "bombas", según las autoridades.
Grupo criminal
El operativo tenía como objetivo debilitar el Comando Vermelho, el principal grupo criminal de Rio que opera en las favelas, barrios populares con alta densidad de población.
El gobernador de Rio, Cláudio Castro, ordenó reforzar el patrullaje en todo el territorio del estado, particularmente en las principales vías expresas, los accesos a la región metropolitana y el transporte público, según un comunicado de su despacho.
Una delegación del gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva viajará este miércoles a Rio para mantener una "reunión de urgencia" con Castro.
Varios ministros se reunieron el martes en Brasilia para evaluar la crisis mientras Lula regresaba de una gira por el sudeste asiático.
El megaoperativo provocó el caos en la ciudad. Escuelas suspendieron clases, el transporte público colapsó y miles de habitantes quedaron atrapados sin poder regresar a sus casas.
Organismos internacionales y organizaciones civiles condenaron la operación. La ONU se dijo "horrorizada" y 30 entidades, incluida Amnistía Internacional, denunciaron que la acción pone a la ciudad "en un estado de terror".

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