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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Seran irreconciliables las contradicciones entre Hipolito y Miguel? 
En China el principal idioma es ese nombre en masculino, el chino, que lo hablan casi mil millones, lo que explica que sea el número uno de los idiomas en el mundo, no en extensión geográfica por el planeta, sino por la cantidad de chinos.
Allí en China hay también otro idiomas, como el Wu, que lo hablan 77 millones, el Min, con 70 millones de hablantes y el Cartonés, con 55 millones. Esos idiomas tienen un calificativo común, y es que son ininteligible, que es lo mismo que decir incompresibles, indescifrables, enrevesado, difícil incognoscible y oscuro uno para el otro.


Sin embargo, China tuvo un líder, Mao Tse Tung, que fue capaz, a través del idioma escrito, de unificar a todos los chinos para hacer la revolución en el país de más habitantes del mundo, que hoy se vislumbra como la próxima potencia de la humanidad.
El que no crea eso que busque en los periódicos dominicanos las ofertas de las agencias de los vehículos chinos y que busque la explicación del alza de los precios del petróleo, que no solamente se debe a la crisis en los países árabes, a la especulación con las ventas a futuro, como correctamente ha hecho notar el Presidente Fernández, sino también a que el aumento del nivel de vida de los chinos ha disparado la demanda del producto.
En esa tarea de unificar los chinos, Mao escribió un artículo sobre las contradicciones, aunque advertía que recordar las viejas contradicciones, significaba renovar los viejos sentimientos, que separaban al hombre.
Decía que existen dos tipos de contradicciones básicas, que son las primarias y las secundarias. Para él las contradicciones secundarias estaban en el seno del pueblo y las principales se encontraban entre el pueblo y sus enemigos.
Ahora bien, describió dos tipos de enemigos, los enemigos principales y los enemigos secundarios. El Kuomintang y su líder, Chiang Kai-shek, que ejercían el Poder que Mao y su Partido trataban de conquistar, eran los enemigos del pueblo, y en el interior de China sus contradicciones eran irreconciliables.
Cuando el ejército Japonés invadió China, allá en el 1937, Mao declaró la unidad Partido Comunista Chino con Chiank Kai-Shek y su Partido, el Kuomintang, bajo el concepto de las contradicciones que ya había definido.
Les dijo a sus partidarios y correligionarios, que las contradicciones con el Partido gobernante habían pasado a ser secundarias, que el principal enemigo en ese momento del pueblo chino eran los japoneses
Esa tesis de Mao aparenta ser universal, pero como en todas las reglas existen las excepciones, la historia ha demostrado que en el seno de los partidos, donde las contradicciones por naturaleza deben ser secundarias, en muchos casos pasan a ser irreconciliables.
Y aquí nos preguntamos, alumbrado por aquella tesis de Mao Tse Tung:  ¿Serán irreconciliables las contradicciones entre Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado en el mismo seno del PRD?

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