Y bien que lo hacen. - El Playero Digital

miércoles, 5 de octubre de 2011

Y bien que lo hacen.

Las mujeres hacen mas cosas de la que pensamos

La masturbación femenina es un tema del que se habla muy poco: por tabú o por pudor, únicamente los hombres adolescentes parecen tener derecho a alardear de sus pajas. Sin embargo, la gran cantidad de juguetes sexuales fálicos indica otra cosa y demuestra que para muchas mujeres la ipsación es parte de su cotidianidad.


El libro La petite mort (Taschen, 2011) descubre a un centenar de ellas que, ante el lente del fotógrafo canadiense Will Santillo, desnudan el erotismo que no comparten con nadie más y brindan los pormenores de sus fantasías sexuales. El nombre de la obra se refiere al éxtasis posterior al orgasmo que, técnica y metafóricamente, produce una pequeña muerte, especialmente en el caso de las mujeres, que llegan a disminuir su presión sanguínea y a tener unos breves instantes de inconsciencia.

La pregunta, entonces, es si la masturbación constituye un pequeño suicidio. Estas son apenas cinco mujeres que dan su testimonio en este turbador libro que se adentra en los momentos más privados de la vida femenina; en las 200 páginas siguientes, amas de casa, actrices porno, mujeres embarazadas, veinteañeras y cincuentonas se valen de juguetes, de objetos cotidianos o de sus propias manos para abrir las puertas de una intimidad que no es apta para mojigatos.

- Galería de fotos: Masturbación femenina
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"Desde que recuerdo me he masturbado. Nunca he sentido vergüenza por ello porque siempre he sabido que es algo sano y normal en una persona sexual. Ver películas porno es lo que mejor me funciona. Posar para Will estaba en el primer puesto de mi lista de fantasías. Después está que mi compañero sexual me pida que me masturbe. ¡Me gusta que me fuercen!".

Lindsey, 33, profesora.
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"Hasta los veinte años no supe lo que era un orgasmo. Ni siquiera sabía que existían. Fue en la universidad, con un novio, y no podía creer lo que me había perdido hasta entonces. Después de aquello ya no pude dejar de masturbarme. Incorporarlo a mi repertorio de actividades me abrió las puertas de un nuevo mundo. Mi vibrador y yo somos uno. El que llevé a la sesión se estropeó hace un par de meses. Es como si me hubiera dejado un amante: lo echo mucho de menos".

Shelley, 37, madre de tiempo completo.
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"Normalmente me masturbo con el teléfono de la ducha y con los grifos, pero también me gustan los vibradores. Fantaseo con una mujer dulce y sensual, muy seductora, que explora y acaricia con los dedos todos los orificios de mi cuerpo".

DE, 39, contadora de posproducción.
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"Es un poco raro, pero mi fantasía es que soy modelo en una clase de cunnilingus. Hay alguien que lo enseña, practica conmigo y todo el mundo me mira. Entonces los estudiantes tienen que probar, el profesor observa, hace comentarios y los corrige. Ninguna de esas personas tiene cara, ni un sexo concreto ni nada, pero son hombres y mujeres. Lo que resulta excitante no es solo que me observan, sino que me utilizan para mejorar su técnica".

Jewels, 28, banquera.
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"Una de las cosas que más me gusta es estar al aire libre, o sea que le dije a Will: 'Oye, ¿no estaría bien salir a hacerlo al balcón?'. Disfruto con el riesgo y el exhibicionismo que implica la fotografía y pensé que las imágenes captaron perfectamente el auténtico éxtasis de ser mujer y ser capaz de llegar al orgasmo donde te apetece. Mi educación fue muy estricta.

Debía de tener más de treinta años cuando me masturbé por primera vez. Al principio era como que ni me atrevía, pero después fue más bien: 'Guau. Si vieras lo divertido que es...'".

Montana Skye, 41, gerente de una firma de abogados.

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