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sábado, 18 de agosto de 2012

El gran error de creernos expertos sin ni siquiera parecerlo.
Por Mayobanex De Jesús Laurens.

En estos días, antes y despues de la transición de mando presidencial, hemos visto y escuchado por los distintos medios de comunicaciones como se externan todo tipo de opiniones sobre la gestión de Leonel Fernández y su legado al país.
Lógico que hay que respetar la expresión u opinión escrita de cada intelectual o comunicador social, pero un exceso preñado de pasión política o ideológica es un exceso en todos los países del mundo, perdiendo la objetividad en el análisis y dejando entrever el odio hacia el saliente mandatario.

En entornos de cambios y choques externos permanentes, con una herencia de déficit fiscal que había que amortizar y seguir gobernando, el país pudo mantener durante ocho años un crecimiento sostenido del Producto Interno Bruto, por encima de la media de América Latina, el Caribe y de muchos países de otras naciones.
La inflación se mantuvo por debajo de dos digitos, mientras se mantenía la solidez del sistema financiero nacional, con una disminución oficial de la tasa de desempleo y un dinamismo de la economía.
La invesión extranjera se mantuvo en ascenso año tras año, las reservas internacionales netas garantizan la estabilidad del dólar y las transacciones internacionales de la moneda extranjera, en tanto que la tasa de la moneda norteamericana reflejó una estabilidad relativa que no constituyó peligro de espiral inflacionaria.
Es cierto que la deuda externa creció, como era de esperarse, pues se hacía necesario financiar proyectos de desarrollo que eran exigidos por la colectividad y que el presupuesto de la nación obligaba a ello. Igual situación se dió con las capitalizaciones al Banco Central y el pago de las deudas con bonos internos y soberanos, que lógicamente implican más deudas de largo plazo, pero que la realidad ameritaba que era la alternativa inmediata.
Las cifras oficiales muestran una disminución de los índices de pobreza en el país y un crecimiento del empleo, contraviniendo con los análisis de muchos que repiten cifras de sus mentes y datos traídos por las greñas.
No se puede ocultar el crecimiento del narcotráfico y la delincuencia, pero la realidad es también que nunca como antes se había dado un combate tan frontal a estos flagelos, muy a pesar de un código procesal penal cuyas bondades permiten penas mínimas a hechos delictivos y el reto de enfrentarse al poder económico del narco que con su blanqueo todo lo corrompe.
Las libertades públicas estuvieron al más alto nivel. Se gozó de democracia plena. Se crearon decenas de reformas estructurales para modernizar el Estado, afianzarlo y crear las leyes de referencia para garantizar la transparencia en las administraciones públicas y descentralizadas.
En el aspecto constitucional, muy a pesar de las críticas al método y la forma de escogencia, la realidad es que tenemos ya las altas cortes, una nueva Carta Magna y un sistema judicial más acabado.
El Estado expandió sus ingresos. De 24 mil millones que Leonel Fernández recibió el presupuesto nacional en el año 1996 lo llevó a más de 400 mil millones de pesos en la actualidad, permitiendo ese incremento poder cumplir con el vasto programa de obras ejecutado a nivel nacional, algo sin precedentes en la historia dominicana.
Las denuncias de actos de corrupción hechas por medios de comunicaciones estuvieron a la orden del día, aunque en exceso de protagonismo se presumía sin pruebas acabadas y sin usar los canales judiciales correspondientes. Esto es materia delicada que solo los expertos abagados pueden definir su proceder correcto.
Nada ni nadie es perfecto. Todos tenemos nuestras virtudes y defectos. Dejemos de siempre creernos que somos el último caramelo del mundo y el que más dominio tenemos de la cosa pública. desprendamonos del odio pasional político. Reconozcamos las cosas positivas, cuestionemos las negativas y aportemos en consecuencia para mejorar.
Danilo Medina aspira a corregir lo que se hizo malo en el anterior gobierno. Quiere continuar las cosas que han estado bien, por ello ha ratificado al gobernador del Banco Central y otros funcionarios que han realizado muy buena labor. Y aspira a desarrollar una gestión histórica como nunca se ha hecho en el país.

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