
Quienes van subiendo peldaños sociales por las buenas preparaciones académicas y la política son admirados y aplaudidos por la población porque disfrutan del fruto de sus esfuerzos. La sociedad ha confiado en ellos al asignarle funciones importantes en estamentos del Estado para que tengan un desempeño exitoso y la comunidad se beneficie de sus capacidades al contribuír al desarrollo del país con su trabajo efectivo.
Muy pocos de
quienes han progresado han usado las posiciones confiadas para sacar ventajas personales en detrimento de la colectividad, sorprendiendo a la comunidad con los excesivos privilegios que ellos aprovechando los mecanismos institucionales se han autoasignado.
El caso más resaltante y doloroso es de las voluminosas e injustificables pensiones económicas que disfrutan personas de cuello blanco en contra de las condiciones de la sociedad y abusando de la confianza puesta en ellos para ser un ejemplo. Es una actitud abusiva y condenable por el conjunto del pueblo. Usufructuar recursos financieros importantes que bien pueden ser destinados a favorecer áreas cuyos resultados beneficie a todos y todas.
Se espera de ellos que abandonen estos privilegios, cambiar de opinión y presentar una nueva imagen de credibilidad frente a la sociedad que observa sus pasos.
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