En tiempos convulsos, cuando abundan los que
piensan que todo se viene abajo, es que más se necesita que salgan al frente
los hombres de mucha fe con forraje suficiente para enfrentar al mismo demonio.
Por
dondequiera solo se escuchan lamentaciones y las ocurrencias de desgracias de diferentes matices se han
convertido en el pan nuestro de cada día, recogidas en los diversos medios de
comunicación.
A
la par, el temor arrincona a no pocos que ven o escuchan perplejos los sucesos del día a día. Solo quien sufre
en carne propia la adversidad sabe lo que eso significa. Los demás se limitan a
lamentar lo que ven o escuchan. Pobre
fulano, pobre mengano y amén.
Lo
contrario a la fe es el temor. Ambos son adversos, pero de igual intensidad.
Cada se ser humano (hombre-mujer) debe decidir si se abraza a la fe que mueve
montañas o al temor que destruye.
Cuando
se tiene fe los propósitos se hacen tangibles, pero cuando se tiene miedo se
vuelven sal y agua. Un país es lo que son sus ciudadanos. Las quejas no sirven
de mucho, pero si vale luchar con ahínco por lo que se desea para el bien
común.
El cacareado respeto al "derecho
ajeno es la paz", que el mexicano Benito Juárez dejó de legado hace 146
años para los hombres y para el mundo parece que ha caído
en el saco del olvido.,
Matanzas,
desengaños, traiciones, poca entereza y egolatría.¿Qué es esto? ¿Un infierno?
Hombre
y mujer de buena fe, si amas tu prójimo
como a ti mismo el mundo será mejor. El mundo depende de ti, será tan bueno o
malo como lo desees.
Edúcate
para que tengas ideas propias sobre el por qué de las cosas, no olvides que el
pan de cada día debes ganarlo con el sudor de tu frente porque pedir degrada al
ser humano, salvo escasísimas excepciones.
Los
padres son el modelo de los hijos; lo que no quieras para los tuyos no lo
desees para los demás. Fájate y se feliz porque se necesitan hombres y mujeres
de mucha fe para lograr cambios positivos.
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