Sí, Jesús estaba casado con María Magdalena, que era gnóstica
El
descubrimiento del papiro que revela por primera vez que Jesús estaba casado
con la Magdalena, no es una novedad a pesar de que la noticia ha recorrido
enseguida el mundo.
La autoridad de la profesora de la Universidad de Harvard (Boston), Karen King,es indiscutible en cuanto a su afirmación de que el papiro, del siglo IV escrito en copto, el egipcio antiguo, aunque deteriorado, es auténtico y puede remontarse al trozo de un evangelio gnóstico del siglo II después de Cristo.
Hay en
las pocas lineas que Karen ha conseguido descifrar dos frases fundamentales. La
primera que es la que ha dado el nombre al papiro es la que más ha impresionado
a la opinión pública. Es la que Jesús, en un diálogo
con sus discípulos les habla de “mi mujer”. Y, sin embargo me voy a permitir
afirmar que junto a ella no es menos importante la segunda en la que Jesús
refiriéndose a María Magdalena afirma: “Ella puede ser mi discípula también”.¿Por qué ese
“también”?
Se trata de algo muy importante
ya que da a entender que la Magdalena era una gnóstica, seguidora de la teología que llegó a competir
con la de Pablo de Tarso en los primeros años del Cristianismo y que acabó
condenada por la Iglesia en la que prevaleció la teología de la cruz de Pablo.
Mientras
la teología de la cruz, proclamada por el judío perseguidor de cristianos y
después perseguidor de judíos cuando se convirtió al cristianismo, afirma que el mal del mundo se
“origina del pecado”, para los gnósticos, al revés, el mal nace de “la falta de conocimiento”. Sos dos
teología totalmente diferentes.
A punto
estuvo el gnosticismo de convertirse en la teología de la nueva secta
cristiana. Perdió la batalla y los famosos evangelios gnósticos fueron
quemados.
Afortunadamente,
algunos, como el del Evangelio de María Magdalena, fueron escondidos por unos
monjes y han conseguido llegar hasta nosotros.
Poco
conocidos y denostados por la Iglesia oficial vaticana, en ellos aparece
claramente cómo la Magadalena era la discípula predilecta de Jesús, despertando
los celos de Pedro y de los otros discípulos que se quejaban de que era a ella
a quien confiaba sus “mayores secretos”.

La
doctrina gnóstica había sido acogida sobre todo por el grupo de mujeres que
seguían a Jesús y que fueron las primeras sacerdotisas cristianas. Y la líder
era María de Magdala, que acabó siendo erróneamente confundida con María la
prostituta. La misma Iglesia la confundió
durante siglos hasta que echó marcha atrás y hasta cambió los textos bíblicos
de la liturgia de su fiesta.
Es posible
que la Magdalena ni fuera judía.
En 2006
la editorial Aguilar publicó mi libro “La Magdalena- El último tabús del cristianismo-El secreto mejor guardado
de la Iglesia- Las relaciones entre Jesús y María Magdalena”.
En él
sostuve entonces, y ninguna autoridad vaticana contestó el libro, que Jesús
estaba casado con la Magdalena. No conocía entonces el papiro descubierto ahora
en el que Jesús mismo afirma que, en efecto, era su mujer.
Mi tesis se basaba en un estudio
hermenéutico de los cuatro evangélicos canónicos, considerados inspirados por la Iglesia y en
los gnósticos que durante siglos fueron también aceptados y citados por los
primeros teólogos cristianos y por los Padres de la Iglesia.
Uno de los argumentos más fuertes
de que María de Magdala era la mujer de Jesús, según puede deducirse de los evangelios es el
hecho de que resucitado, Jesús no se aparece, como hubiese sido lógico a Pedro
y a sus discípulos, sino a la Magdalena, cuando entre los judíos de aquella época,
una mujer no podía ser testigo creíble en un proceso judicial.
De hecho,
Pedro no la cree y va él mismo a la tumba de Jesús para cerciorarse de la
confesión de Magdalena.
Santo Tomás de Aquino se torturó
toda la vida preguntándose por qué Jesús resucitado no se apareció a Pedro,
considerado el jefe de la nueva Iglesia, sino a la Magdalena, una mujer.
Recuerdo
que José Saramago leyendo mi libro confió
a Pilar, su esposa: “Es más evidente que la luz del sol. Si a mí, Pilar, al
morirme, me dejaran aparecerme a alguien ¿a quién me iba a aparecer primero
sino a ti, mi mujer a la que amo?
No he
podido por ello, dejado de sentir una cierta satisfacción con el descubrimiento
de ese papiro, que, si se confirmase auténtico sería la mejor prueba de la
tesis por mi sostenida hace ya seis años.
Y aunque
no lo fuera, no tengo la más mínima duda de que el matrimonio de Jesús con la
Magdalena fue un hecho histórico indiscutible que en el futuro acabará siendo
confirmado cada vez con mayor evidencia por los nuevos posibles manuscritos que
puedan aún ser hallados.
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