Realidad política familiar
Por Hidalgo Rocha Reyes
Como padre de familia planificador de los
ingresos familiares y después de varios años pagando colegio, un día decidí
mirar hacia mis orígenes con los costos elevados de estos para mediar la
calidad de vida de todos. Calidad que se podría interpretar en mejores condiciones
de tiempo y espacios para disfrutar entre todos sin dejar de suministrar la
enseñanza educativa necesaria para lograr en los míos la preparación que le
pudiera valer para convivir en la sociedad venidera.
Tras realizar ese análisis socio-económico
determinamos trasladar a nuestros hijos hacia una escuela pública dirigida por
monjas y ahorrarnos en el camino más de una docena de miles entre mensualidad,
combustible, merienda y demás.
Vistos en su nueva morada, y con una hoja de
estudio meritoria presentada desde su antiguo colegio, la gordita de la casa es
seleccionada por su profesora de quinto grado, conjuntamente con dos más de sus
compañeros, para presidir el consejo disciplinario del curso. Al llegar a la casa
llena de regocijo, ella misma, sin que nadie le dictara empezó su propia
estrategia política para ganar votos.
Fue una semana de mucho fuñir, risas y
carcajadas para nosotros. No muy fuera de la realidad política-partidaria en
una ocasión, nuestra niña de apenas 8 años, nos sorprende solicitando traer dos fundas de
mentas y bolones para repartirlos entre los alumnos votantes de quinto grado al
finalizar la semana para ellos la tenga presente para el martes próximo día de
la elección. Cuando le pregunto a su Mama’ delante de ella para saber si fue
una orientación suya, la misma niña salto diciendo: “Oh Papi, si yo le regalo ello me tomaran en
cuenta, y verán que no soy mala”.
Siendo ella hija de un político, pareciera
con si la indujera a realizar esta estrategia de compra de conciencia, pero no
fue así, todo fue parte de su creación e ingenuidad infantil. Total al finalizar
el fin de semana y entregado supuestamente las mentas y bolones, para nosotros
fue sorpresa encontrar en la limpieza dominical la mitad de estos en sin
entregar.
Creí que le habían sobrado y no le pregunte, por lo que al tomar
algunos, como padre al fin, para dárselo al más chiquito de la casa, grito la
gordita de por allá: “tu no ves, tu no ves, eso es para entregarlo mañana otra
vez, diantre, diantre, la otra me va a gana, diantre, diantre”. Eso causo una
risa inmensa en mi, y más sabiendo que también otra niña que le adversaba estaba
en la mismas acciones que ella, regalando y dándole obsequios a los compañeros
alumnos para que la eligieran.
Al final mi bella y hermosa niña salió electa
presidenta del consejo disciplinaria de su curso dando ejemplo de cómo lidiar
en el aula. Entre dos propuestas con estrategia diferentes gana la que mas pudo
llegar a su gente limpiamente y con humildad. Algunos seguidores de la niña que perdió dicen que esa estrategia no era validad para una niña hacerlo en el aula, pero ello también la usaron en esa elección y sus parientes en años anteriores.
Después de todo esa sorpresa dada por mi niña, cuando se trata de temas de mayores, sea de la índole que sea, en casa tratamos de que los niños no escuchen, porque como esponja que absorbe los niños escuchan y guardan para ejecutar mañana con su propia forma y genialidad.
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