LIDERAZGO MEDIDO POR RESULTADOS.
Por Victor Santana
Los nuevos tiempos y experiencia de la población están haciendo desaparecer aquel liderazgo rodeado de abolengo, predestinación, misticismo y páginas saturadas de periódicos con la posesión de virtudes especiales que exponían y vendían candidaturas como grandes panaceas. A la sociedad se le trataba de arrastrar y conducír con fotos maquilladas presentados como actores de cine. En sus clasificaciones y definiciones de líderes escribían con la intención de favorecer sus propósitos y al mismo tiempo con la finalidad de excluír a los demás porque no respondían a la tipología de los patrocinadores. Los grandes recursos financieros así imponían la preferencia y establecían restricciones a los demás.
Aún con ciertas distorsiones los procesos electorales son democráticos por la libertad que tienen los votantes de tomar sus propias decisiones seleccionando su simpatía política o de otra índole, observándose que cada cuatro años estos eventos lucen menos contaminados, aunque se entiende que en una sociedad abierta y participativa todavía influye en los electores el poder del dinero. Pero en la medida que la población toma conciencia y es educada vota por la mejor opción que se identifica con su realidad y necesidades.
En una administración por resultados se mide la capacidad gerencial y el manejo eficiente de los recursos, productividad, grado de eficacia en la rentabilidad y optimización del rendimiento final. En la actualidad la población con inteligencia y paciencia va rechazando las propuestas malas de aspiraciones presidenciales, porque no reúnen las condiciones ya que en ocasiones pasadas sus efectos y resultados fueron negativos o bajos sin importar el maquillaje del personaje. La sociedad ya con criterios definidos busca quien pueda brindarle el bienestar deseado.
El pueblo se enamora, es conquistado, aferra y sigue hasta el final a un presidente real, humano, responsable y sensible cuyas actuaciones y gestiones logran resultados positivos, mejores condiciones para todos los sectores sociales, presentando desempeño transparente y equitativo de los recursos económicos y que destina a soluciones prácticas, enfrentando y resolviendo problemas prioritarios y urgentes. Entendiendo que si la sociedad va percibiendo que las acciones presidenciales les favorecen y recibe beneficios directos ese es el mejor candidato que seguirá en el poder cuando veces sea decidido por el voto mayoritario del pueblo.
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