La OEA cargada de descredito y desconfianza
Por Victor Santana
Por varias décadas la OEA ha tenido una actuación o desempeño muy cuestionado, irracional e improductivo en lo positivo y cualquier persona puede inferír que el actual Secretario General y representantes principales en sus actitudes adoptadas han perdido o sustituido el papel esencial y original y lo han reemplazado por otros intereses que por sus resultados negativos han perjudicado a los países de la Región. En lo general este organismo carece de credibilidad y no se recuerda un hecho importante que por sus efectos haya favorecido a los países que tanto requieren de instrumentos con fortaleza de acciones y de trabajo contínuo. La infuncionalidad de la OEA ha motivado la creación de otros estamentos laterales más activos, responsables y de trabajo identificados o en beneficio con estas naciones hermanas de esas iniciativas.
La primera observancia que debe tener la OEA es el respeto a la democracia, condición de soberanía, derechos humanos y la libre determinación de los países integrantes que en su conjunto están destinadas al bienestar de sus ciudadanos sin perjudicar a otras naciones. Estas son normas vitales exigidas y en su defensa ha habido eventos bélicos exigiendo su respeto a plenitud de acuerdo a lo establecido por las constituciones y las leyes vigentes. Las luchas por las libertades son indetenibles porque los ciudadanos demandan su poder y deber para determinar su futuro y forma de vida. La OEA debe valorar su rol sin romper los límites y trazar pautas a los países haciendo cambiar las aspiraciones y capacidad de las naciones para formular su propio sistema administrativo. Para muchas personas enteradas la OEA estaba fuera de servicio por su inoperancia y poca o ninguna proactividad.
La cosecha más provechosa y de mayor riqueza que ha producido las desafortunadas e infundadas informaciones de la OEA es la activación del trabajo que realizan los sectores oficiales y el pueblo en general unidos en una lucha vigorosa por la defensa de la nación y el espíritu libertario sellado con sangre en la fertilidad del suelo patrio que escribieron los Trinitarios y Restauradores. Prima el espíritu de independencia y el derecho innegociable de diseñar nuestras estructuras propias y específicas de la sociedad libre y soberana.
La nación dominicana está despierta, activa y consciente de su deber, trabajando en sus planes por su desarrollo, elevando la capacidad productiva y el mejoramiento del bienestar general. El cielo está claro porque el exembajador de Haití aquí en la RD ha aclarado la situación y ha hecho responsable del problema a su propio gobernante. También la señora Embajadora de los Estados Unidos en Haitií ha desmentido las informaciones de los funcionarios del hermano país de Haití. La verdad brilla como el Sol y se ha enterrado toda la injuria, calumnia e ingratitud del señor presidente de Haití y sus aliados internacionales coyunturales. En tiempos posteriores se hablará de las autoridades de la RD que establecieron el modelo mas justo, inteligente y funcional sistema de regularización de extranjeros aquí en el país.
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