Las
necesarias reformas, como base para adentrarnos en un desarrollo sostenible
Termina el
debate electora, hay un ganador y la rutina de Palacio 2016-2020 inicia el 16
de agosto, con el nuevo período presidencial. Atrás quedan ya los resabios y
amarguras de las derrotas en el ala opositora…hay que trabajar de cara a la
realidad que tenemos.
Lo que
nos espera…
Con un
presupuesto de ingresos y gastos de unos 663 mil millones de pesos,
comprometidos con el 50% del mismo para el pago del servicio de la deuda,
dejando la restante mitad para los compromisos de los ministerios y las
instituciones descentralizadas, incluidos los ayuntamientos, Junta Central
Electoral y los partidos políticos, es muy poco lo que se puede lograr para
alcanzar un verdadero desarrollo sostenible en la República Dominicana.
Cuál
es el reto a que debemos abocarnos…
La nación
dominicana tiene que adentrarse en el tránsito de las grandes reformas
estructurales que contribuyan atraer inversionistas externos y locales con las
mismas, garantizando el clima de inversiones, seguridad jurídica y un ambiente
de estabilidad macroeconómica y social.
De qué
reformas estamos hablando…
Un pacto
fiscal, avalado por los sectores empresariales, comerciales e industriales,
gobierno, legisladores, la clase política y los representantes de los
trabajadores, que desmonte trabas impositivas, disminuya tasas de impuestos,
incremente la base fiscal, establezca los controles de transparencia y
compromiso, y que el mismo sea firmado por todas esas fuerzas actuantes, con la
asesoría de los organismos internacionales expertos en la rama, tomando como
referencia los países con éxito tributario.
Abocarnos
a discutir una verdadera reforma laboral, para establecer un gran pacto con la
misma, que ponga sobre la mesa de diálogo las trabas que enfrenta el sector
empleador y las reales causas de las dificultades para las inversiones externas
en ese renglón de costo fijo y variable de los propietarios de negocios,
empresarios diversos, industriales e inversionistas de toda índole.
Finiquitar
el pacto eléctrico, estableciendo en el mismo las reglas del juego, las leyes
que regulan el sector, las bases de costo-producción de energía, la libre
competencia en la distribución de la misma y la regulación del mercado
energético, para lograr una energía de calidad, a bajo costo, sin que dañe el
medio ambiente.
Una
reforma al salario, para dejar claramente establecidas las bases de los
incrementos salariales tomando como referencia la inflación anual, el control
al tope salarial, las sanciones a las violaciones dispuestas por ley y la
escala para ministros y funcionarios de todos los rangos en las instituciones
públicas y descentralizadas.
Un
gran pacto de planificación, organización, control y fiscalización de obras
entre el Gobierno, con las dependencias autorizadas y los ayuntamientos de cada
municipio y distrito municipal, para el cumplimiento fiel y cabal del
presupuesto participativo, así como la contribución de la Presidencia de la
República en las construcciones de obras prioritarias en las comunidades.
Una
gran reforma que impulse el sector industrial de nuestro país, verdadero generador
de riquezas, para que ese sector se dinamice, modernice, adquiera las
tecnologías necesarias y pueda competir con sus productos de exportación en los
mercados internacionales, desmontando trabas, dando facilidades de
financiamiento, corrigiendo distorsiones fiscales, laborales, jurídicas y de
seguridad en el país.
Imprescindible
para que las reformas sean una realidad…
Incluir
actores de los distintos sectores del país, en sus respectivas áreas, con alto
nivel profesional, experiencias y conocimientos acumulados de ambientes
externos en los temas a discutir, debatir y aprobar.
Despolitizar
las reuniones y discusiones. Poner la agenda nacional por encima del interés
particular, partidario o de grupos. Pensar el desarrollo del país, de cara los
próximos diez o veinte años.
A
trabajar y dejar la chercha…
Está ya
bueno de chercha bullanguera, de reclamar soluciones sin explicar las fuentes
de ingresos, de pintar utopías y quimeras sin basarlas en realidad de nuestros
ingresos fiscales. Los estados reciben los recursos de los tributos que pagan
los ciudadanos y las entidades. Lo demás es empréstitos y pequeñas donaciones,
totalmente insuficientes para nada.
Si
queremos enfrentar la situación de incrementos de salarios, salud, educación
construcciones de obras prioritarias y mejorar la calidad de vida de los
ciudadanos, debemos tener como nación ingresos robustos, mejorar la calidad del
gasto, establecer los controles necesarios para una buena administración y
transparencia y vigilar que se cumpla lo que se ha aprobado, para someter por
ante la justicia a los que violen las leyes establecidas, y las que se aprueben
en este nuevo período gubernamental.
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