Lo que escribe Victor

 La razón no esta en el color del manto 

Por Victor Santana 

   En los temidos y trágicos doce años el color rojo llenaba de rabia a las fuerzas represivas del regimen cuando veían a una persona usar o vestír cualquier atuendo de ese color que atrae y gustaba a la juventud y también que algunos partidos izquierdistas usaban en el color de su bandera. Por ese motivo se perseguía y encarcelaba a personas inocentes que no estaban relacionadas con el tema político del momento. Un odio innecesario contra las libertades públicas. Los colores no envían mensajes a excepción de estar codificado o previamente establecido. El color blanco es quizás el más usado o universal sin que el usuario esté pensando en alguna identificación política.

   En la actualidad se procura establecer o politizar como una moda el color verde que por circunstancia sectores interesados están imprimiendo como distintivo en movilizaciones de grupos que se han puesto de acuerdo para llamar, atraer y concentrar a diversos sectores de la sociedad que no responden a ninguna consigna política. Quizás sea el color de alguna entidad pero que no tiene ninguna importancia cuantitativa. En verdad ese verde representa a partidos políticos que fracasaron en las pasadas elecciones generales. Recuerda el verde de los social cristianos. Resaltar que en esta mezcla de colores participan conservadores e izquierdistas con posiciones ideológicas muy opuestas. Es sincero expresar que sectores económicos no contentos o disgustados respaldan estas actividades contando con beneficios futuros que recibirán si sus planes llegan a prosperar. 

   Los colores tienen sus propiedades naturales sin que simpaticen con partido político o ideología. Implica una limitación conceptual que un color se refiera a un tendencia, identidad determinada o propósito político no definido de los organizadores hacia sus seguidores y al pueblo. Todavía los colores no han podido votar en las elecciones. Muchas personas se abstienen de usar el verde para no se confundidos o mal interpretados por quienes pretenden sellar como sus simpatizantes.

   El pueblo observador es práctico y realista y no se deja confundír con espejito cromático o color y entiende y pone atención a quienes trabajan en la solución de sus problemas reales, inyectando energía financiera y pone a trabajar en la producción de bienes, cambiándole su forma de vida. Quien se traslada a sus hogares a conversar y organizar, además de llevar educación a sus hijos para prepararlos y hacerlos productivos.La vida decorosa está a campos y montañas rompiendo con la marginalidad. Una revolución integral con la sociedad para romper las viejas cadenas de las injusticias y la inequidad. Educar a los hijos de trabajadores y que ellos encabecen la lucha por una nueva sociedad.