Hoy vi un ciudadano, tomar un poco de su tiempo para ayudar a cruzar, a una señora mayor, una vía de mucho tráfico, momento que aproveché para indicarle a mi niño Carlos Julio, a quien llevaba al Colegio, el valor humano que tiene asistir y apoyar a las personas mayores.
Ayer, me paré en Habanero, mientras regresaba a Barahona, para montar en mi vehículo a una señora que hacía ademanes de que quería una "bola".
Ella me dijo que tenía más de dos horas haciéndole señales a los conductores y que estos pasaban sin hacerle caso.
Traje a la señora, fui con ella a buscar a mi niño que me esperaba en la Oficina para ir a recortarse. Antes de ir a la barbería, dejamos a la bella dama en su casa. Yo espero que en el mañana estos dos episodios ayuden a Carlos Julio a ser considerado con los adultos mayores.
Una Sociedad debe prestar especial atención a su niñez y a sus envejecientes, que son las dos etapas más vulnerables de la vida humana.
Dios llama a los hijos a honrar a sus padres, promete, a los hijos que lo hagan, larga vida sobre la tierra.
Cada adulto mayor en necesidad, es nuestro prójimo y debemos amarlo y socorrerlo, en la medida de nuestras posibilidades.
Por Carlos Julio Feliz Vidal.
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