Estadounidenses que compran un cargamento de mascarillas a punto de despegar a Francia en la pista de un aeropuerto en China, franceses o checos que requisan cubrebocas destinados a España o Italia. La carrera por conseguir mascarillas para evitar la propagación del coronavirus es despiadada.
Competencia aterradora»
El fenómeno es mundial. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, pidió a los funcionarios de su país que investiguen reclamos similares de que se estaban desviando mascarillas de su país.
«Los mercados de suministro para el coronavirus se están colapsando», señaló el profesor Christopher R. Yukins de la Universidad de Washington en una videoconferencia.
«Hay una tensión extrema con respecto a estas mercancías frente a las necesidades inmediatas de los Estados», explicó Bolloré Logistics, un gran empresa de logística francesa, presente en China.
«Los Estados están en competencia entre sí para acceder a recursos», explicó el investigador Jean-Sylvestre Mongrenier del instituto franco-belga Thomas More. «Es desagradable, pero no significa un estallido de las hostilidades», estimó.
El diputado ucraniano Andrii Motovylovet, que viajó a China en marzo para acompañar un cargamento médico, contó en Facebook que fue testigo de una «competencia aterradora por equipo médico».
«Nuestros cónsules que van a las fábricas chinas se encontraron con colegas de otros países que querían arrebatarnos nuestros pedidos. Pagamos nuestros pedidos por adelantado mediante transferencia bancaria y tenemos contratos firmados. Pero ellos tenían más dinero en efectivo. Cada cargamento es una lucha».
En China, pocos fabricantes tienen permisos para exportar. Los que no tienen, deben pasar por empresas comerciales si quieren exportar. De ahí la existencia de muchos intermediarios.
En esta lucha despiadada, algunos países han desplegado a sus servicios secretos. Según el diario francés Le Figaro, el Mosad israelí llevó a cabo en marzo un operativo clandestino para hacerse con kits de detección del virus en un país que no fue identificado.
«Es un tiempo de negociaciones directas (…) que a menudo están acompañadas de favoritismo, malversación y sobrefacturación», escribió Laurence Folliot Lalliot, profesora de derecho público, en una columna en el periódico francés Le Monde.
«Desde el comienzo de la crisis, hemos reforzado las medidas de seguridad y vigilancia, incluso ofreciendo a nuestros clientes la opción de hacer las entregas a la llegada bajo escolta», explica Bolloré Logistics.
Fuente: acento.com.do
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