Enmanuel Peña F.
La Diócesis de Barahona, conformada, además, por Pedernales, Bahoruco e Independencia, arribó a sus 49 aniversarios, desde su creación en el año 1976, cuyo primer obispo fue el fallecido monseñor Fabio Mamerto Rivas Santos, bajo cuyo liderazgo la Iglesia Católica, especialmente la región obtuvo importantes logros.
También, fieles católicos festejaban los 10 años de ordenación episcopal del tercer obispo de esta Diócesis, Monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas, quien sustituyó al obispo emérito Rafael Leónidas Felipe Núñez.
El pasado viernes 25 de abril, la Catedral Nuestra Señora del Rosario acogió a obispos, sacerdotes, hermanas consagradas, religiosos, diáconos, agentes de pastoral y laicos de las distintas parroquias de la diócesis de Barahona, para celebrar el 49 Aniversario de la creación canónica de esta Diócesis, así como el décimo de la ordenación episcopal de Monseñor Romero Cárdenas, quien presidió la celebración.
Monseñor Andrés dio gracias al Señor por los dones y maravillas que ha obrado en medio de esta diócesis y por sus 10 años de ministerio episcopal en esta porción de Iglesia que Dios le ha confiado “para servirle con amor y entrega”. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?, porque la vocación es un privilegio y un regalo de Dios”, se preguntó el obispo de Barahona.compañaron Monseñor Romero Cárdenas, los obispos José Dolores Grullón Estrella y Tomás Alejó Concepción, el rector de la PUCMMA, padre Cecilio Espinal, así como sacerdotes de esta Diócesis.
Se refirió, de igual modo, al proceso de formación orientado hacia la vida sacerdotal, con 3 años en el Seminario Menor Santo Cura de Ars en la Vega y 8 en el Pontificio Santo Tomás Aquino.
Afirmó que su vida sacerdotal ha sido intensa desde su primera misa (cuando se inició como sacerdote), con desafíos en las misiones que la Iglesia le ha confiado, “pero en todo he visto la providencia de Dios, guiándome y sosteniéndome, así como nuestra Madre Espiritual, la Virgen María, y el acompañamiento de hermanos sacerdotes y fieles con quienes ha compartido la carga en el camino”, expuso.
“En estos 10 años, con más responsabilidad y más amplitud en el campo de la misión, pero por igual has visto siempre la fidelidad y la providencia de Dios. El ministerio episcopal, lejos de ser un mérito personal, es ante todo un don gratuito del Señor. No hay mayor verdad para un obispo que todo cuanto se ha recibido proviene del amor y la fidelidad de Dios. Como dice San Pablo: «hemos sido elegidos no por nuestras obras, sino por su designio y gracia», dijo.
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