Cirujano cambia de sexo a personas alega corrige “errores de Dios”
A pesar de la controversia que ha causado en
su país, el doctor coreano Kim Seok-Kwun continúa realizando operaciones de
cambio se sexo, afirmando que es su deber corregir "los errores de
Dios".
Cuando el médico inicia la operación para
insertarle un pene a un monje budista que nació mujer, está sumamente
consciente de la controversia que su trabajo causa en este país tan
conservador. El propio médico, conocido como "el padre de los transgéneros"
en Corea del Sur, también albergaba dudas anteriormente.
"He decidido desafiar la voluntad de
Dios", declaró Kim, un médico de 61 años de edad y de religión
protestante.
"Al comienzo agonicé sobre si debía
hacer estas operaciones porque pensé que estaría desafiando a Dios. Tenía
vergüenza de ello, pero mis pacientes estaban desesperados, sentían que si no
cambiaban de sexo se tendrían que suicidar".
Seok-Kwun es un pionero en Corea del Sur,
donde las actitudes hacia la sexualidad están lentamente cambiando. Ha
realizado unas 320 operaciones de cambio de sexo en los últimos 28 años, a
todas luces la mayor cantidad para un médico en este país.
Sostuvo que el monje, cuya operación tardó 11
horas, no desea ser entrevistado por temor a ofender a los fervientes budistas
de su templo. El médico dijo que el monje ha estado sometiéndose a terapia
hormonal y desde hacía tiempo se hacía pasar como hombre.
Cuando el galeno empezó a realizar este tipo
de operaciones en la década de 1980, su cura lo criticó. Sus amistades y
colegas en el mundo de la medicina se burlaban de él, diciéndole que iría al
infierno. Hoy en día se siente orgulloso de haber ayudado a individuos que
están atrapados en cuerpos del sexo ajeno. Insiste en que es su deber corregir
los errores de Dios.
"Hay gente que nace sin genitales, o con
los labios deformes, o sin orejas, o con los dedos pegados ¿acaso estos no son
errores de Dios? Y si alguien nace con el sexo equivocado, 'no es ese también
un error de Dios?", expresó Kim.
Las minorías sexuales siguen siendo víctima
de prejuicios en Corea del Sur, producto de la cultura confuciana según la cual
uno no debe alterar el cuerpo humano; de la influyente comunidad cristiana y
del legado de las dictaduras militares que no hacían caso a las minorías.
Las operaciones de cambio de sexo "son
una blasfemia contra Dios y hacen que el mundo sea un lugar más
miserable", declaró el reverendo Hong Jae Chul, presidente del Consejo
Cristiano de Corea. Calificó los comentarios de Kim como "nefastos y deplorables".
Kim, un cirujano plástico en el Hospital
Universitario Dong-A en Busan, en el sudeste del país, se especializa en
corregir deformaciones faciales. Comenzó a realizar operaciones de cambio de
sexo en 1986 después de recibir en su consultorio a varios hombres vestidos de
mujer, preguntándole si era posible insertarles vaginas.
Al comienzo Kim se negaba a atenderlos porque
no sabía nada sobre operaciones de cambio de sexo, pero no podía dejar de
pensar en ellos, así que investigó el tema y comenzó a realizar las cirugías.
Su paciente más conocido es el actor
transexual más famoso de Corea del Sur, Harisu, y el doctor Kim fue el
oficiante en su boda en 2007 a un cantante hombre.
Harisu dijo en una entrevista en un café de
Seúl que el dolor que sintió tras su operación de cambio de sexo en 1995
"fue como si me estuvieran dando martillazos en los genitales", pero
días después, cuando fue dada de alta en el hospital, se sintió como nueva,
como la bella personaje en "La Sirenita", que consigue la felicidad
cuando su cola de pez se convierte en piernas.
Muchos de los primeros pacientes de Kim eran
adultos mayores de 40 ó 50 años. A veces venían al consultorio los padres de
los pacientes, gritando furiosos, amenazando con desheredar a los hijos.
Hoy en día, la mayoría de los pacientes
tienen entre 20 y 30 años de edad, y a veces los padres incluso ofrecen pagar
por la operación. Para convertirse de hombre a mujer la operación cuesta entre
11 millones y 15 millones de won (entre 10.210 y 13.920 dólares), y para
convertirse de mujer a hombre, que es más complicado, cuesta unos 31 millones
de won (28.760 dólares).
Los cambios de su clientela reflejan cómo ha
evolucionado la actitud colectiva de los surcoreanos hacia las minorías
sexuales: hoy en día pasan por la televisión varios programas que incluyen
personajes gay. Un actor que hace años fue rechazado por las empresas de
espectáculos por ser homosexual, es ahora una estrella popular. Un conocido
director de películas se casó simbólicamente con su pareja el año pasado en la
primera ceremonia célebre de ese tipo en Corea del Sur, donde los matrimonios
del mismo sexo no son reconocidos.
Al mismo tiempo, sin embargo, los activistas
denuncian que los transexuales son hostigados, abusados e insultados. Muchos
sufren de depresión y han tratado de suicidarse. El gobierno surcoreano ha
prometido aprobar una ley contra la discriminación, pero no se ha avanzado al
respecto.
en 2012, una campaña lanzada por grupos
cristianos conservadores obligó a una televisora a cancelar un programa de
entrevistas que iba a incluir personas transgénero.
Los transgénero que desean cambiarse de sexo
legalmente sufren de grandes obstáculos para hacerlo. La Corte Suprema
establece que los jueces deben aprobar ese trámite sólo para quienes se hayan
operado para cambiarse el sexo, hayan perdido su capacidad de reproducción, no
estén casados y no tengan hijos menores de edad.
La falta de normas claras ha causado que
muchos transexuales acudan a jueces que consideran menos rígidos, dice Hahn
Chae Yoon, director del Centro para la Cultura de las Minorías Sexuales de
Corea, en Seúl.
El año pasado un tribunal de Seúl aprobó
solicitudes de cambio de sexo para cinco personas aunque aún no habían
completado su transición, lo que antes era requisito obligatorio. Desde
entonces, aproximadamente otras 30 personas en situaciones similares han
recibido autorización del tribunal para cambiarse el sexo legalmente, dicen
fuentes judiciales.
Para someterse a una operación con Kim, hay
que entregar certificados de por lo menos dos psiquiatras que demuestren que se
trata de una caso de trastorno de identidad de género. El candidato deberá
vivir un año vistiendo la ropa y el peinado del género opuesto, y deben recibir
aprobación de sus padres. De las 320 operaciones de cambio de sexo que ha
realizado, unas 210 han sido de hombre a mujer y el resto de mujer a hombre.
Muchos pacientes consideran la operación un
asunto de vida o muerte. Antes de su cirugía, Harisu, una artista transexual,
firmó un documento reconociendo que podía perder la vida durante el
procedimiento, aunque Kim enfatizó que ello nunca ha ocurrido.
"Si yo hubiese vivido como hombre sin la
operación de cambio de sexo, estaría ya muerta", comentó Harisu. "ya
yo era mujer, a excepción de mis genitales. Yo no quería vivir mi vida con esos
genitales. Soy mujer y quiero vivir como mujer". AP
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