Bienvenido conceptualizando - El Playero Digital

lunes, 13 de enero de 2014

Bienvenido conceptualizando

Además de Traidores, son Ingratos
Bienvenido Heredia 
 Creí que ya había perdido la capacidad de asombro, la cual es una virtud exclusiva de los humanos, pero la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional me ha dicho que no es así, que mientras estemos vivos veremos cientos de acontecimientos, expresiones y dislates que nos dejarán de espanto.

 Los traidores de la Patria teorizan con todo tipo de argumentos “antirracistas” para justificar su posición anti-nacionalista y anti-patriótica (porque nación y patria no es lo mismo). Están llegando al colmo de amar a Haití y odiar a su país.
 Es harto sabido que la política migratoria es exclusiva de cada Estado y que, ningún otro país u organismo internacional, por más tratados que hayan sido firmados, tienen la facultad de imponer medidas que vulneren ese derecho inherente a la función que tiene el Estado de regular sus políticas internas. La política migratoria es esencial para garantizar la seguridad y la soberanía de una nación o país.
 Lo primero que hacen los traidores a la Patria es desconocer que las fronteras terrestres son límites territoriales vulnerables, que presionan de manera inconmensurable a  los países colindantes cuando la situación socio-económica de éstos es total o parcialmente desigual. Es decir, los habitantes del país con mayor nivel de pobreza se van al o a los países con mejor situación económica. Ahí están los ejemplos de países como Nicaragua, Honduras, etc. , para quedarnos en nuestra Región.  Pero cada país de esos tiene reglas muy claras y rígidas con los que entran a sus territorios en busca de mejor vida. Los nicaragüenses que entran a Costa Rica en busca de trabajo deben tener un permiso laboral y tienen que regresar a su país tan pronto termina su labor. Algunos nicas regresan cada día a sus hogares.
 En Estados Unidos, España, Francia y otros, las reglas migratorias son tan rígidas que si alguien logra su residencia legal en uno de esos países y luego quiere nacionalizarse, debe demostrar que no mintió al momento de aplicar para obtener  su residencia, porque de lo contrario se expone a ser deportado.
 Es cierto que cientos de miles de dominicanos andan buscando vida en otros países, pero los que logran llegar de manera ilegal andan a escondidas para no ser descubiertos y deportados. ¿Quién protesta cuando deportan un dominicano por asuntos de papeles?
 ¿Quién le dice a Estados Unidos o a España que nacionalice a todos los ciudadanos de otros lares  porque tienen muchos años residiendo en esos países?
 Además, ¿es lo mismo llegar a Estados Unidos o a España desde República Dominicana que pasar desde Haití para este lado?  ¿Cuántos dominicanos logran llegar en un año a Norteamérica o a Europa? ¿Cuántos haitianos pasan cada día hacia nuestro territorio?
 ¿Qué pretenden los traidores de la Patria, que abramos las fronteras para que los hermanos haitianos terminen de deforestar la Isla?
 Para los amantes de Haití (haitianófilos) la sentencia del TC es violatoria de los derechos humanos de los haitianos que viven de manera ilegal en el país y para los hijos de ilegales nacidos aquí, pero no ven lo mismo en el hecho de que el Estado Haitiano tiene a casi 8 millones de ellos sin identidad legal, puesto que no tienen ni siquiera acta de nacimiento. Ese es un genocidio civil que los anti-patriotas dejan de lado. Es una atropellante violación a los derechos humanos de sus connacionales, pero los “revolucionarios” pro-haitianos no lo ven y mucho menos lo protestan.
 El Estado Dominicano tiene que aplicar sus leyes. Así como reclamamos que los criminales, los ladrones del erario público, los violadores y otros delincuentes se les aplique la rigurosidad de las leyes, debemos reclamar que se apliquen nuestras leyes migratorias con rigurosidad y que se regularice definitivamente el estatus de todo extranjero que inmigra a nuestro territorio, sea cubano, italiano, peruano o haitiano.
 Los traidores han creído que condenando una sentencia soberana están defendiendo una posición ideológica “revolucionaria”. La pena es que no se les oye exigiendo a España, Francia, Canadá y Estados Unidos, que ayuden a los haitianos en su propio territorio para que su gobierno le dote de los documentos legales que los identifiquen como seres vivos civilmente existentes y que, además, ayuden a Haití a desarrollar una estructura económica que elimine de la dieta diaria en los hogares pobres de aquel país el consumo de galletas de lodo.
 ¿Saben los antipatriotas que en Haití todavía hay cerca de un millón de damnificados del terremoto de enero del 2010 (hace justamente 4 años) viviendo bajo carpas, porque ni su gobierno ni los países aliados han hecho lo posible por resolver esa situación infrahumana y de lesa humanidad?
 Una cosa que nos queda muy clara en este enriquecedor y definitorio proceso, es que el Estado, los políticos y los ricos de Haití, igual que sus aliados de este lado del río, son ingratos y practican doble moral.   Hay algunos que se han atrevido a justificar la invasión que padecimos durante 22 años de parte del gobierno haitiano de 1822 y que los trinitarios independentistas fueron unos malagradecidos. Vaya, que afrenta!
 Por esas afrentas, las cuales debemos enfrentar con coraje, concluyo con una expresión del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte: “Nunca me fue tan necesario como hoy tener salud, corazón y juicio. Hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”.

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