Síndrome de
Gilbert
Se trata de un trastorno hereditario benigno que
afecta en torno al 5-7% de la población. El hígado de las personas que sufren este síndrome no procesa de forma adecuada la bilirrubina. La bilirrubina es un pigmento amarillo que
se encuentra en la bilis y se produce cuando se eliminan glóbulos viejos y se
sustituyen por nuevos.
Es el hígado el que descompone la bilirrubina para que se pueda eliminar a través de las heces. Las personas con el Síndrome de Gilbert, al no realizar el hígado esa descomposición de forma adecuada, tienen los niveles de bilirrubina en sangre más elevados de lo normal.
Este síndrome no tiene síntomas visibles por sí solos y, por ello, es normal que pase desapercibido durante mucho tiempo siendo detectado al cabo de muchos años, en la mayor parte de los casos al realizarse el afectado por el síndrome un análisis de sangre rutinario que muestra ese exceso de bilirrubina.
En ocasiones, también se descubre este problema a través de la manifestación de ictericia, es decir, cuando la piel adquiere una tonalidad amarillenta que es la forma en que se hace visible un exceso de bilirrubina en sangre. El hecho de que aparezca la ictericia en las personas que padecen el síndrome de Gilbert, suele ser por resfriados, toma de algún medicamento (sobre todo Paracetamol), esfuerzo excesivo, estrés o ayuno prolongado. Otros síntomas que pueden asociarse al Síndrome de Gilbert son dolor abdominal, fatiga o debilidad.
Al estar directamente relacionada la ictericia popularmente con el desarrollo de algún problema hepático, las personas que acuden al médico sin saber que tienen este síndrome, lo suelen hacer preocupadas, pero lo cierto es que no tiene complicaciones ninguna, no genera daño hepático ni implica que quienes lo padezcan puedan desarrollar hepatitis o cirrosis.
No existe ningún tratamiento para el Síndrome de Gilbert ni es necesario tampoco suministrar ningún medicamento especial en los periodos de más subida de la bilirrubina que provoca la ictericia, puesto que estos fluctúan solos. Para evitar estas subidas, hay que tener especial cuidado con la realización de grandes esfuerzos, exceso de estrés, la deshidratación o una mala alimentación. En algunos casos puede ser que el exceso de bilirrubina genere alguna interacción peligrosa con algún medicamento, por lo que siempre es importante avisar al médico de que se padece.
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