BARAHONA: CAPITAL DEL PLÁTANO DOMINICANO
El plátano es sin duda alguna uno de los
reyes de la mesa dominicana. Es el producto agrícola de mayor aceptación en
nuestros hogares. No da alergias ni engorda. Tiene numerosas propiedades
medicinales, además de sus conocidos aportes nutritivos. Verde, maduro o pinto,
sirve para la preparación de gran variedad de recetas. Los turistas degustan
con mucho agrado el plátano dominicano.
Este producto es originario del
continente asiático, fue llevado a Europa e introducido a nuestro continente
luego del descubrimiento. En algunos países el guineo recibe el nombre de
plátano. La popularidad del plátano y su diseminación por todo el mundo, es
responsable de que haya en muchas naciones localidades llamadas El Plátano y
Los Plátanos. En nuestro país hay varias comunidades con nombres ligados al
plátano.

Un estudio del
Institituto Interamericano de Ciencias Agrícolas-IICA realizado en Septiembre
del 2008, reveló que para ese año aproximadamente 330 mil personas participaban
en diferentes actividades ligadas a la dinámica platanera nacional. Debemos
recordar que trabajan peones y obreros agrícolas, cortadores, contadores,
estibadores de los camiones, choferes, peones, tricicleros, motoneteros,
carretilleros, obreros industriales, empacadores de compañías exportadoras,
operadores de bombas de agua y empleados del INDRHI, tractoristas que preparan
terrenos, especialistas que capacitan productores, analistas de crédito, etc.
El número de personas aumenta cuando se piensa en las diferentes fases ligadas
al consumo directo de este importante rubro de la alimentación nacional.
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Una publicación del periódico Hoy de finales del 2011,
reveló que los dominicanos se comían anualmente 2 mil millones de plátanos.
Tan pronto el plátano llegó a Barahona,
nuestros compueblanos lo adoptaron y jamás se han desvinculado de este
producto. El intelectual e historiador cabraleño Werner Féliz, en su libro
Historia de Barahona 1801-1900, destaca como a finales del siglo XIX, el
plátano era cultivado ampliamente en
Cabral y ocupando grandes extensiones de
tierra en la cuenca del Yaque del Sur (pág. 326).
A finales de los años treinta del siglo
pasado, la Cámara de Comercio de Barahona, impulsaba el fomento de este
cultivo, el cual se expandía rápidamente debido a la demanda de los
trabajadores del ingenio Barahona y de los ocupados en otras actividades
productivas y comerciales. Para esos años, mucho plátano de la zona, era
embarcado hacia a la ciudad capital y algunas islas del Caribe. Es bueno
recordar que en 1930 en ocasión del ciclón de San Zenón que destruyó la capital
de la República, los productores de plátano barahoneros enviaron en el vapor Hurón 40,000 plátanos a los damnificados.

Del plátano barahonero viven no sólo
quienes lo producen, sino también todas aquellas personas, negocios y empresas,
que participan en los procesos de
cosecha, transporte, distribución y consumo. Resulta destacable que este
cultivo emplea muchos obreros agrícolas y un número aún mayor de hombres y
mujeres en la fase de comercialización y
procesamiento. Este producto tiene la ventaja de que casi no se daña y tiene
buena demanda ya sea verde, pinto o maduro. Esto reduce las posibilidades de
pérdida.
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Cuando
por fin el plátano ha llegado a “su destino”, su
manejo suele ser muy variado, puesto que
puede ser un restaurant, un hogar, una fritura, una playa, un río, un chimi,
una fonda, una barra, una industria o un pica-pollo. Los procesos que siguen
tienen relación directa con el tipo de negocio o el gusto culinario de los
miembros de una familia. Bajo esta premisa, el plátano verde es consumido
frito, sancochado, asado, industrializado, en forma de mangú, mofongo, etc.
También en estas modalidades, crea el plátano una gran cantidad de empleos
directos.
oble virtud de ser “compaña” o de requerir compaña. Cualquier tipo de carne, molusco o pescado puede ser completado con plátano ya sea éste frito, hervido o asado. Al mismo tiempo, el plátano puede ser “la base” donde aterricen ya sean huevos fritos, espaguettis, albóndigas, salami, longananiza, arenque o bacalao. El plátano recién hervido, hasta vacío da gusto comerlo. En los tiempos del tirano Trujillo que no habían muchas “acompañas”, la gente consumía plátanos sancochados con aceite. Se tiraban varios trozos a un plato, y resuelto. Así es este producto.
La tendencia del consumo de este rubro
tiende a incrementarse en la medida que aumentan los precios de la yuca, los
guineítos, la yautía, el ñame y la batata.
Al reiterar el carácter democrático del
plátano, lo decimos apegados a la realidad de que el mismo es consumido por los
de arriba, la clase media, la media-media y, de manera masiva, por los
que siempre han estado abajo, que son la inmensa mayoría.
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Los barahoneros con el tallo y las hojas
del plátano, hacen sogas, sombreros para el sol, carteras, muñecas, ripios para
ensartar tilapias y roquetes. Las hojas se utilizan para hacer “pasteles en
hoja” y envolver DULCE DE PRIETO. En muchos campos de Barahona cuando hacen un moro con coco, se marea
una hoja de plátano y con ella se tapa el moro, el cual coge un sabor
“ajumaíto”, que huele a conuco.
Las cáscaras de plátano maduras o verdes,
se sancochan y se le dan a los puercos. En Cabral cogen la cáscara de plátano
maduro, la calientan, le untan higuereta y se la ponen en la frente para los “maletare” de la sinusitis.
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En la zona agrícola de Barahona hay aproximadamente
2 mil productores de plátano, que ocupan unas 100 mil tareas. Veinte o más camiones diarios se dirigen desde las zonas
productoras hacia la capital. Los camiones Cama Corta cogen 22 mil plátanos
(110 cargas), mientras que los Cama Larga, cogen 30 mil (150 cargas).
Actualmente a nivel de finca la carga se vende entre RD$ 1,275 y RD$ 1,300.
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MANGÚ OLÍMPICO
Nota: Para la elaboración de
este breve trabajo-además de informes y estadísticas oficiales-consulté a
Fernando Fernández Duval, Mario Amador, Carlos Medina, Toño Batista, Milkeya
Féliz y Jesús Familia. Sin embargo, los errores que existan, son de mi entera
responsabilidad.
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