“Una violación sexual es un sello de por vida”

Hoy, a
sus 36 años, y siendo madre de dos hijos, cuenta que esa escena la marcó
para siempre, pues quedó traumatizada, situación que le provocó
graves daños a su salud física y emocional.
Con voz
quebrada, la joven mujer narra que fue víctima de violación por
parte de un tío en varias oportunidades. “En una ocasión se
lo comenté a alguien cercano, pero no me creyó". Esa situación
la transformó por completo, dejándole heridas incurables.
"La
primera vez que mi tío abusó de mi, era una niña y mis padres trabajaban y
acostumbraban dejarme durmiendo sola", admitió Deyanira entre
lágrimas y palabras entrecortadas.
”Un
día mientras entró a mi habitación, empezó a jugar conmigo,
mientras yo lo seguía. Él me hacía travesuras. Me quitó la pijama, le dije no
me hagas eso…Pero, el se reía y me decía que era un chiste, un juego. Y me hizo
cosas…”, narró.
Dolorosa
realidad
Los
embarazos en adolescentes producto de violaciones constituyen
uno de los problemas sociales más graves que enfrenta la República Dominicana,
y en opinión de expertos en la mayoría de los casos provienen de
personas de confianza.
Según las
estadísticas, en el país el abuso sexual constituye la segunda infracción
más frecuente que se inflige en las niñas , luego del castigo físico y
psicológico como forma de corrección, escenario que se repite con frecuencia en
los hogares dominicanos; principalmente en los sectores marginados, por el
estado de hacinamiento en que viven.
Para que
un acto carnal sea aceptable, éste debe realizarse por mutuo consentimiento, lo
que significa que ambas partes deben desearlo y estar de acuerdo, por lo
que la violación sexual ocurre cuando un individuo obliga a la otra persona a
participar en un evento venéreo en contra de su voluntad.
En
general, la fuerza física es siempre el factor primordial para que exista
una violación. En los menores no pueden ser válidos los argumentos de un
supuesto consentimiento, pues según las leyes no están en capacidad
para responder por sus actuaciones.
“Minutos
después, le comenté a otro familiar que mi tío me hizo cosas, pero me
acusó de mentir y decidí callar por años, hasta que por mi
conducta inusual en la escuela la profesora comenzó a investigarme y
luego de muchas indagatorias conoció la verdad”, continúa su relato Deyanira
Hernández.
"Volvimos
a casa y le contó lo sucedido a mi madre, quien quedó pasmada con lo
acontecido y de inmediato dio parte a las autoridades. “Nunca me olvido de
aquello; por la noche siempre recuerdo lo sucedido. Aún cuando haya
podido tener días lindos, una violación es un sello de por vida”, concluye.
Secuelas
Los
menores de ambos sexos que hayan sido abusados, inician muchas veces la vida
sexual a destiempo, según señala la sicóloga Noris de la Cruz, y agrega
que regularmente provienen de madres que han vivido la misma experiencia y
reproducen el modelo que aprendieron.
Manifiestan
aislamiento, ansiedad, desconfianza y pérdida del de la concentración en la
escuela. También, automutilación, irritabilidad y explosión injustificada.
Siente rechazo hacia algún miembro del seno familiar, con sentimientos de odio
y venganza.
La
experta en el abuso sexual recomienda trabajar la prevención de manera
directa en las escuelas, familias y en el sistema de salud, específicamente con
los pediatras.
El caso de Deyanira Hernández es solo uno de los muchos que
acontecen y no salen a la luz pública. Se hace necesario que en los centros
escolares desarrollen programas educativos que logren que los niños
y niñas identifiquen a tiempo esa espantosa práctica que representa el
abuso en menores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario