CRECE CULTURA DE TRABAJO Y EXPECTATIVA REAL.
Los buenos ejemplos establecen un patrón de conducta y comportamiento general. Si el presidente de la República desarrolla un trabajo contínuo e incansable quienes le rodean cercano siguen sus pasos en la misma intensidad y cumplimiento. Si la población percibe que hay diafanidad y transparencia en las actividades del Estado y administración de recursos se genera confianza y si las demás instituciones colaterales dan muestra de desprendimiento y responsabilidad con los recursos asignados estimula a la colaboración y respeto de todos. La prudencia y claridad son muestras fehacientes de una administración seria. Así los educadores consagrados son referentes eternos de sus alumnos que replican sus buenas acciones y conducta. Siempre se dice que varias décadas atrás la juventud estaba bien orientada por la presencia del liderazgo serio de la época.
El valor moral de la nación se establece a partír del noble patriotismo del Procer Juan Pablo Duarte, quien levanta la dignidad, respeto y elevado amor a su tierra sirviendo con su vida y recursos económicos familiares en pro de mantener el fuero soberano de su patria. Los Padres de la Patria sentaron la base histórica y el buen ejemplo para que las generaciones siguientes vivan libres siempre colocando por encima el intenso amor a país, un sacrificio imperecedero que brilla para siempre.
Es admirable la manera en que la población recupera la fe perdida, desapareciendo la desconfianza y duda a los funcionarios, condición positiva que va generando franca colaboración e integración por la tangible reorganización de los estamentos e institiuciones llamadas a servír a la sociedad. Parece que se ha firmado un acuerdo general para trabajar unidos por los mismos objetivos y en beneficio del país. No se escuchan los escándalos frecuentes en contra del patrimonio nacional. Las inconductas son corregidas de inmediato. Reina un ambiente y actitud de plena credibilidad como máxima expresión de la marcha correcta en la conducción del destino de la nación dando origen a un nuevo perfil de identidad dominicana.
Este nuevo rumbo y orientación tiene que seguír sin detención o parada, por su relevante importancia que significa el nacimiento de un nuevo Sol que alumbra el futuro de la patria. Lo más alto y de mayor importancia es el argumento del progreso y bienestar de millones de dominicanos que hoy son tomados en cuenta y son mencionados por sus nombres, han retomado sus derechos y condición humana que es el centro y fundamento principal de las leyes naturales y de los hombres.
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